miércoles, 24 de febrero de 2010
LA INDEPENDENCIA DE LAS COLONIAS ESPAÑOLAS DE AMERICA PROBLEMÁTICAS PREVIAS PARA SU ANÁLISIS. POR DANIEL ILLANES (1994) La independencia de las colonias españolas de América - independencia relativa si tomamos en cuenta que pasarán a depender, posteriormente, de otros centros - prodújose como una consecuencia de una compleja serie de procesos, todos ellos vinculados. Trataremos de reseñar aquí los más importantes y destacables, aún cuando no siempre sobre algunos de ellos no se haya prestado la suficiente atención. Este conjunto de causas puede sistematizarse en 5 aspectos globales: económico, político-administrativo, ideológico, problemas de España y América frente a otros centros de poder mundial y las políticas espaciales y, directamente, las propias revoluciones, teniendo en cuenta sus motivaciones esenciales. LOS GRANDES CONDICIONANTES SOCIOECONOMICOS Crecimiento de un sector comercial no ligado al comercio monopolista. En realidad existían dos grupos comerciales: la burguesía comercial monopolista ligada a los intereses de los puertos españoles y un grupo comercial que crece vertiginosamente desde 1800 y cuyo propósito es la implantación de la estructura monopólica con la consiguiente apertura relativa del mercado. Otro elemento a considerar en cuanto a la temática económica - combinado con el anterior - reside en el hecho de que el comercio de importación y exportación ha permitido a las burguesías comerciales un interesante márgen acumulativo al que se pretende reproducir ampliando el circuito comercial y multiplicando su volúmen. Para ello, las burguesías comerciales portuarias comienzan a ver con buenos ojos la presencia del comercio británico en los puertos, situación que lograría sanción definitiiva con la derogación del monopolio. Toda esta situación se complica en aquellas regiones en que la producción americana está en concurrencia con la producción hispánica. Allí existe existe necesidad de medidas económicas protectoras que no se obtendrían del colonialismo español de los primeros años de vida relativamente independiente. Es precisamente en estas regiones donde una clase artesanal dedicada a la producción simple de mercancías (textiles, vinos y agguardientes, frutos disecados, et.), sin posibilidad de aumular en los mismos niveles que los grupos comerciales portuarios, generará una gran resistencia al colonialismo español, proporcionando en algunos casos un gran apoyo logístico a las campañas libertadoras. Más tarde reaccionarán - y serán derrotadas - frente al nuevo status dependiente generado en los puertos. La contradicción entre un artesanado, que no sólo en las formas, aún barrocas, sino en el contenido de sus propias relaciones está aún en el siglo XVII y una burguesía portuaria que de monopolista está pasando a comprender el discurso de los "costos comparativos", fué uno de los motores de la independencia. Si bien desde el principio los segundos tuvieron ventaja sobre los primeros, ello no niega que tanto uno como otro sector estaba - por causas antagónicas - en contra de la continuación del régimen español. Por otra parte, la "presión impositiva" y la estructura de control fiscal respecto de las colonias, produjo más que un efecto movilizante una verdadera "tunelización" de la economía, que se tornó subrepticia, subterránea, para sobrevivir, hasta que el fenómeno se desborda, invade la administración y los cohechos y sobornos son moneda diaria para proteger el contrabando y el mercado paralelo. Sin embargo, el antagonismo profundo está en el hecho de que América es productora de materias primas para una metrópoli colonial a la cual le fracasan, o no le alcanzan, todos los intentos de industrializaciónb rápida que se propone en el siglo XVIII, asunto que no es más que la consecuencia de procesos anteriores. En el siglo XVIII, y maneniendo su estructura social tradicional, la vanguardia ideológica de la burguesía española intenta hacer de España una Nación industrial sin revolución industrial. FRACASO DE LOS PROYECTOS BORBONICOS Y CRISIS METROPOLITANA Como consecuencia de una crisis global de España que es, verdaderamente, de larga duración y que se viincula directamente al agotamiento de la producción de plata americana hay, alrededor de 1800, un fracaso de todas las políticas de aggiornamiento que, exceptuando alguna que otra medida administrativa han sido intentadas sólo para la metrópoli, en total olvido de las colonias. En 1780 se abre un nuevo ciclo de la antigua crisis, ciclo al que están ligadas las indepenencias americanas. Y en esta crisis lo que más se destaca es ek cansancio imperial, la debilidad militar. Luego de 1792, Francia tendrá un proyecto; Inglaterra, por su parte, tiene proyecto a la vez que es poseedora del primer lugar. España queda reducida a la improvisación: su burguesía es débil y eminentemente comercial, su aristocracia es tan atrasada como la francesa pero los sectores dispuestos a enfrentarla son pocos y mal organizados. La superestructura ideológica está en manos de una Iglesia a la que no hace mella la propaganda iluminista, y la que no habrá de fraccionarse en las coyunturas difíciles. Tan pronto en la península, como en las colonias americanas existe una gran desilución entre los ilustrados frente al reinado de Carlos IV. Durante el reinado anterior se había formado, en España y en América, un sector administrativo y político integrado por profesionales e intelectuales provenientes de la burguesía media y de la baja nobleza. Durante el reinado de Carlos IV, y en la medida en que se va ccayendo en un coyunturalismo cada vez más acentuado, todo este grupo queda sin posibilidades. En el seno mismo del grupo está el déficit pues sólo atina a formular propuestas de reformas parciales, no un plan coherente, completo, de alcance general. En tiempos de Carlos IV el reformismo es neutralizado. En América, los cuadros administrativos comienzan a improvisar y a valerse por sí mismos en la medida en que el aniquilamiento de los lazos con la Metrópoli van entrando en desgaste. Y lo hacen en medio de un debate en sordina, pero un debate al fin. EL PROBLEMA DEL ESPACIO Una de las causas de la independencia reside en las dificultades de control social y político del Imperio español en América. debido a la debilidad española frente al espacio americano. Este es un típico caso de la "geopolítica de las distancias" conspirando contra el poder. A fines del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX, el Atlántico - que nunca fué un "mare nostrum" para los españoles - pasa a transformarse en un verdadero punto flaco. Esto se da, principalmente, desde la Paz de Basilea (1795), y el Tratado Ofensivo y Defensivo con Francia de 1796. A consecuencia de ellos, los ingleses se lanzan decididamente al control del Atlántico, política a partir de la cual pueden explicarse las derrotas españolas en el Cabo San Vicente, la pérdida de Trinidad y la mismísima batalla de Trafalgar, ademásde las intentonas británicas de bombardeo de Cádiz y la ocupación de Santa Cruz de Tenerife, rechazada por la población. LOS NUEVOS CENTROS DE PODER MUNDIAL Y EL IMPERIO ESPAÑOL En los momentos previos a la independencia de Amércia se produce el tránsito de España de centro a periferia en el panorama europeo. En forma evidente, aunque no tan acentuadamente como Portugal que ya es, prácticamente, una semicolonia de Inglaterra con la firma y ratifica tratados desiguales que favorecen a ésta última, la potencia insular intenta a su vez, obtener el control de los dominios americanos de Portugal y España. Por otra parte, la coyuntura napoleónica continúa y complementa el momento revolucionario francés y altera el equilibrio europeo en detrimento de las antiguas potencias como España. En el momento del conflicto entre Francia e Inglaterra - lsa revolución es en Francia, entre otros aspectos, una aceleración histórica para reducir la ventaja de los ingleses - España queda aprisionada en una contradicción en la que si no es capaz de inclinarse decididamente por ninguno de los dos polos, mucho menospuede proponer una alternativa frente al conflicto: las fuerzas tradicionales la inclinan a una cerrada oposición a Francia, en tanto que sólo un corto núcleo de intelectuales se inclina por la revolución sin oder trasladas este fenómeno a España. Sin embargo, y por razones estratégicas, los españoles coaligados con Francia enfrentan a los británicos en Trafalgar, donde son derrotados (1805). A partir de ahí, y para enfrentar tan pronto a la revolución como a bonaparte, de quienes se desconfía, como a los poderes tradicionales, de los cuales se desconfía, crece una fuerte admiración por Gran Bretaña entre los ilustrados españoles y algunos revolucionarios americanos. Admiran de Gran Bretaña las formas parlamentarias y el desarrollo industrial y comercial de los ingleses. Temerosos de una Francia revolucionaria y luego invasora los ilustrados ven en Gran Bretaña un progresista paradigma del orden. La elite ilustrada es, en la generalidad de los casos, admiradora del sistema político inglés desde antes de la revolución francesa. Pero esa admiración se acentúa cuando los sucesos revolucionarios de Francia revelan una fuerte presencia de masas. Por otra parte, los ilustrados no entienden la figura carismática de Napoleón, no comprenden su papel de continuador de la revolución francesa. LA PROBLEMATICA IDEOLOGICA Los revolucionarios americanos tienen como fundamento un conjunto de influencias ideológicas. Influyen los textos de los philosophes franceses del siglo XVIII, el federaismo norteamericano preente en la Constitución de 1787, las antiguascterías de la filosofía política española del siglo XVII referidas al federalismo y a la legitimidad del poder (suarizmo) y las teorías fisiocráticas y librecambistas en el plano económico. Todas estas teorías eran en mayor o menor medida mirada con desconfianza y temor por el poder en cada una de las ciudades americanas donde la Iglesia y la burguesía comercial monopólica o la oligarquía terrateniente o minera, temían que fuese puesto en cuestión su poder. De esta forma la intelectualidad sufría gran represión ideológica en colonias aunque liviana en la metrópoli. La acelerada coyuntura de cambios que antecede a los sucesos de 1810, llevó a los revolucionarios americanos a fundamentar sus propósitos en lafusión de una antigua y una jóven tradición contractualista, vinculando las ideas de soberanía popular de Francisco Suárez con la ideología de la voluntad general de J.J. Rousseau y la idea de división de poderes según la práctica inglesa y la teoría de Montesquieu. En América surge una opción liberal nacionalista antiabsolutista que invadirá, inclusive, las estructuras militares. Si esto es típico en América, también se notará en la misma Metrópoli. Todo ello se expresará en el movimiento del "juntismo", surgido en la resistencia a la invasión napoleónica, que obliga al pueblo a retomar la soberanía. LOS CONFLICTOS La crisis de la políticva exterior española, que no es más que un reflejo del agotamiento de toda la política imperial, llevo a un fuerte estado de inseguridad de las clases dominantes para dar cada paso. El poder imperial va perdiendo realidad en la medida en que crecen diferentes y antagónicas formas de efervecencia popular. En los puertos se levantan las reivindicaciones de la burguesía comercial "de los costos comparativos", por así llamarle, expresando su inclinación por el liberalismo y su simpatía por Inglaterra. En el Interior, en las campañas surgirá algún dirigente que luego exprese su simpatía por el federalismo norteamericano. Mientras tanto, las clases campesinas y los trabajadores mineros de México y Perú ejercen fortísima presión con acciones violentas y masivas. Las represiones a cargo de las tropas virreynales dejarán una huella muy honda. Desde luego, el poder español es más débil con la burguesía portuaria. Ella es ua clase, principalmente en el caso de Buenos Aires, que tiene una gran influencia sobre el ejército, que, desde los primeros momentos de la crisis española está en estado deliberativo, tanto en la Metrópoli como en las colonias. Esto es evidente en el caso de Buenos Aires, ciudad que ha organizado cuerpos especiales de criollos con motivo de las invasiones inglesas de 1806 y 1807. Aunque en los núcleos de fuerte explotación de indígenas (México y Perú), la lucha popular de liberación fué muy fuerte, los éxitos fueron más lentos y difíciles que en los lugares en que España abandonó el poder y fué sucedida en él por las burguesías urbanas. En México y Perú el conflicto social era mucho más fuerte, era una verdadera lucha directa de explotadores y explotados. En estos núcleos coloniales la situación fué siempre tensa con los indígenas, agravándose definitivamente desde mediados del siglo XVIII por el decaimiento de la producción y con ella, de todo el modelo minero que arrastra detrás de él a los fundos agrícolas periféricos a los yacimientos. Esto tiene desde luego, reflejo en las burguesías urbanas que se dividen generalmente en dos grupos detrás del poder virreynal y detrás de las insurrecciones populares. Donde este choque se produce, esas burguesías no consiguen amortiguar el impacto del choque entre las clases antagonizadas y ellas mismas son destruídas o controladas por la represión virreynal. Finalmente, la hegemonía de la conducción de la lucha revolucionaria la tendrá la burguesía urbana y algunos sectores de hacendados. Este bloque social engrosa las filas de la oficialidad revolucionaria en un momento en que ya las insurrecciones indígenas gigantescas - de la que Tupac Amaru fué ejemplo en 1784 - han sido excluídos como alternativa por efecto de la represión.
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